Lo difícil es perdonarse a uno mismo

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No ficción adultos

El 19 de febrero de 1992, Iñaki Rekarte empezó a caminar deprisa en dirección contraria al coche bomba que había aparcado minutos antes en el barrio de La Albericia de Santander. Segundos más tarde vio pasar a su objetivo, una furgoneta de la policía, buscó en el bolsillo el mando a distancia, levantó el brazo y apretó el botón con todas sus fuerzas. La explosión absorbió durante unos instantes todo el oxígeno de la calle; luego lo soltó de golpe. Tres personas murieron: un matrimonio de unos cuarenta años y un hombre de menos de treinta. Esta es la historía de odio y reconstrucción personal de un disidente de ETA.
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