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El monstruo, ¡plofff!, pequeñito

Ficción infantil y juvenil
Aunque al monstruo no le gustaba nada la comida, decidió comer y comer para hacerse grande y fuerte. Y cuando ya era casi tan grande como sus padres, decidió que había llegado la hora de asustar. Así que salió a la calle a buscar una víctima. Y vaya si la encontró. De buenas a primeras, en mitad de la calle, el monstruo se encuentra con un ser horrible que tiene dos ojos, dos piernas, dos brazos y una cosa asquerosa, cayéndole a mechones por la cara y desde la cabeza. Más información
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