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El verano sin hombres

Ficción adultos/as
Cuando Boris Izcovich dijo la palabra 'pausa', Mia Fredricksen, de 55 años, que llevaba casada treinta con Boris, enloqueció. Porque lo que deseaba su marido era una pausa en su matrimonio, después de treinta años sin adulterios de ninguna de las partes ¿aunque parezca increíble?, una hija encantadora que iniciaba su carrera de actriz y una relación entre ellos que había ido evolucionando desde el ardor guerrero de los primeros tiempos a la simbiosis casi telepática de los últimos. Más información
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