Una lección de ciudadanía
“Los pueblos se han transformado, le han dado prioridad al coche, así las ciudades y los pueblos se han convertido en lugares poco saludables y peligrosos para los niños y las niñas.
…Creemos que es necesario cambiar y optar por una ciudad más sostenible, para ello es necesario cambiar los hábitos de movilidad y adaptar el planeamiento de nuestros pueblos dándole la importancia que se merece al peatón…”
Las anteriores palabras son reproducción literal de la intervención de un alumno de cuarto de primaria de Eskolabarri que, junto a otros/as alumnos /as de Educación Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional de los centros educativos de Ermua, por segundo año consecutivo han trabajado la movilidad en la Agenda 21 Escolar, pues en pocos años también ellos/as participarán activamente en los problemas de circulación y seguridad vial de Ermua.
La Agenda 21 Escolar es un programa que impulsa la educación para el desarrollo sostenible dentro de los propios centros educativos participantes y su entorno, que posibilita el desarrollo en el alumnado de las capacidades para resolver problemas y educarlos para ser ciudadanos/as participativos/as, que conozcan los problemas sociales y medioambientales de la escuela y del municipio y acuerden y lleven a cabo propuestas de alternativas de mejoras de los mismos.
Entre las iniciativas propuestas este año destaca la necesidad de mejorar la seguridad del Camino Escolar de Ongarai convirtiendo en dirección única el tramo que va desde Gure Etxea hacia Betiondo, y reducir de esta manera los riesgos en los momentos de entrada o salida de los colegios de Ongarai.
Todos/as estamos implicados en la educación de nuestros hijos e hijas
Debemos ser conscientes de que si bien el entorno educativo es el más cercano a la realidad de nuestros hijos e hijas, no es el único que debe implicarse activamente para protegerles mediante la prevención de accidentes en sus desplazamientos al centro escolar. También las madres y padres podemos y debemos contribuir enseñando a nuestros hijos e hijas a circular por estos espacios conocidos, y, cuando actuamos como conductores/as de un vehículo, respetando también nosotros/as las normas de circulación.
El fenómeno del tráfico de vehículos a motor se ha generalizado y extendido de tal manera que forma parte de nuestra vida cotidiana hasta el punto de que se ha convertido en una de las expresiones más genuinas del ejercicio de la libertad de circulación que, además de progreso, rapidez y comodidad, genera problemas.
Hasta no hace mucho, conductores y peatones convivíamos sin excesivos problemas en nuestras ciudades. Por desgracia, el progresivo e imparable aumento de los vehículos en circulación por nuestras calles está provocando que, en la actualidad, coches y viandantes no nos llevemos del todo bien.
Hoy las dificultades de tráfico se agudizan como consecuencia de una intensa utilización del automóvil para cualquier tipo de desplazamiento por el interior del casco urbano, a pesar de las cortas distancias existentes desde el centro a los barrios.
Debemos tomar conciencia de que circular en coche por la ciudad no es fácil. Es más, debiéramos hacerlo sólo si es estrictamente necesario.
Utilizamos el coche hasta para ir a comprar el pan a la tienda de la esquina y, además, queremos aparcarlo delante de la tienda, aunque sea sobre la acera, en doble fila o en una zona de carga y descarga, lo que causa problemas a otras personas.
Por desgracia, en nuestra sociedad actual parece que todo vale y que la calle nos pertenece, porque creemos tener derecho a ocuparla frente a otras personas, olvidando nuestra obligación de preservar el espacio público como un lugar de encuentro, convivencia y civismo, en el que todas las personas podamos desarrollar en paz y libertad nuestras actividades de libre circulación, ocio y recreo, sin que nuestras acciones perjudiquen o dañen los bienes o derechos de las demás personas con las que compartimos la ciudad.
Para solucionar este problema es necesario que todos/as, el ayuntamiento, pero también los ciudadanos y ciudadanas nos impliquemos activamente en su solución.
Al ayuntamiento le corresponde adoptar medidas para ordenar y mejorar la circulación en la ciudad, el mantenimiento de la señalización tanto vertical como horizontal y la creación de espacios para aparcamiento y, en última instancia, la sanción de las personas infractoras.
Y a los ciudadanos y ciudadanas nos corresponde cumplir las normas básicas de educación vial cuando actuamos como peatones, y las normas de tráfico cuando somos conductores/as y, sobre todo, respetar al resto de personas usuarias de las vías públicas.
Y es que debemos recordar que todos y todas somos peatones, conductores/as sólo algunos/as y que si queremos mejorar Ermua, lo debemos hacer entre todos/as.
Mejora del aparcamiento
El tráfico de vehículos en el tramo de vía comprendido entre Gure Etxea y la esquina de la ikastola Anaitasuna era un punto negro en nuestro municipio en materia de seguridad vial, como consecuencia de la circulación de algunos vehículos a una velocidad excesiva, con el consiguiente riesgo para las demás personas usuarias de esta vía.
Y una fuente permanente de situaciones de peligro cada vez que dos vehículos debían cruzarse pues la calzada es muy estrecha para posibilitar una circulación fluida de dos vehículos a la vez.
Tras el establecimiento de una única dirección de circulación en el tramo de vía comprendido entre Gure Etxea y la esquina de la ikastola Anaitasuna, se procederá a modificar la orientación de las actuales plazas de aparcamiento con el objeto de reducir a 3,20 metros el ancho de la calzada, lo que contribuirá a calmar el tráfico en este tramo, y posibilitar que se pueda incrementar el número de plazas de estacionamiento disponibles, de las actuales 19 a 38, lo que también permitirá paliar el problema del aparcamiento en el entorno de Ongarai.
El presupuesto para llevar a cabo la nueva señalización horizontal de las plazas de estacionamiento, que asciende a 4.630,14€, ya ha sido aprobado y su ejecución se materializará en cuanto las condiciones climatológicas lo permitan, pues se requiere que el suelo esté seco y haga calor.
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