Un nuevo reto para el II Consejo de la Infancia

El segundo Consejo de la Infancia del Ayuntamiento de Ermua ha comenzado su actividad hoy viernes, 26 de octubre. El órgano asesor más joven de la alcaldía ha tomado forma hoy, y los pequeños consejeros/as han tenido la oportunidad de conocerse entre ellos/as, así como a las dinamizadoras que les van a acompañar durante todo este proceso, Jone e Irati.

El alcalde Juan Carlos Abascal y las técnicas del proyecto Ermua Ciudad Educadora han recibido a los/as integrantes del segundo Consejo esta mañana en la plaza Patxi. Seis niños y seis niñas de 2º y 3º de Educación Primaria forman parte de este nuevo equipo; algunos/as de los niños/as ya tuvieron la oportunidad de participar en el primer Consejo en el anterior curso escolar, y han aprovechado su experiencia para aconsejar a los nuevos compañeros/as de equipo.

Tras el recibimiento, el Consejo de la Infancia se ha dirigido al Ayuntamiento de Ermua para conocer las instalaciones y su nuevo espacio de trabajo, donde durante varios meses trabajarán en el reto propuesto por la Alcaldía ermuarra: diseñar el programa de actividades de la Semana Europea de la Movilidad 2019.

Este proyecto cuenta con el apoyo de los cinco centros educativos del municipio tras la buena experiencia del año pasado en la primera edición.

El objetivo del primer Consejo de la Infancia consistía en mejorar la convivencia en la plaza Cardenal Orbe y los espacios infantiles, y se prevé que las propuestas presentadas se llevarán a cabo para finales de año, como por ejemplo el rediseño del parque de la forja.

Este proyecto permite promover las competencias de participación ciudadana y trabajo en equipo desde la infancia, a la vez que los niños y niñas se sienten representados/as por el Ayuntamiento. Por otro lado, la iniciativa permite al municipio integrar la visión y el parámetro de la infancia en su desarrollo, organización y forma de hacer.

Se trata, por lo tanto, de un proyecto para transformar la ciudad desde el parámetro de “lo niño/a”: cambiar la mirada o bajar la vista hasta la altura de un niño/a para no perder de vista a ningún ciudadano o ciudadana. Esta es una de las formas más directas y significativas de participación infantil, y es además un proceso de aprendizaje para los/as responsables políticos en la comprensión y la relación con la diversidad.