Utilizar y cuidar los nuevos ascensores es una responsabilidad de todos/as

22.07.16
Sociedad

Utilizar las infraestructuras públicas con responsabilidad y sentido común es un deber moral de todos nosotros/as. De no hacerlo así, nuestros actos pueden tener consecuencias no deseadas -en muchos casos, aunque por fortuna no en todos ellos-, pero siempre conllevan un gasto económico y de recursos, al que solidariamente debemos hacer frente todas las personas directa o indirectamente implicadas. En nuestro caso los y las vecinas de este nuestro municipio. Esta reflexión está motivada por un suceso ocurrido esta semana en el nuevo ascensor público de Zerukoa con una cuadrilla de adolescentes. Su imprudencia pudo acarrearles consecuencias fatales, pero por fortuna quedó en un susto del cual debemos aprender. En ese contexto hay varios aspectos que son atenuantes: la novedad de los ascensores públicos de la localidad y que son jóvenes adolescentes, como también lo fuimos nosotros/as.

Cronología de los hechos

En la tarde del sofocante martes un grupo de jóvenes llamó por teléfono a la Policía Municipal para dar aviso de que están encerrados en el ascensor de Zerukoa. La patrulla acudió al lugar y constató que el elevador estaba bloqueado y fuera de servicio, pues se ha quedado parado durante su recorrido –entre la base y su destino-. Los/as agentes intentaron rearmar el mecanismo para que la cabina retornase al punto de partida pero no fue posible. El numeroso grupo comenzó a sentirse preocupado, presión por su involuntario protagonismo, nervios, etcétera… La Policía Municipal llamó al servicio técnico y un operario tuvo que desplazarse para atender la incidencia. Entre tanto la situación evolucionaba en negativo: cabina panorámica y acristalada al sol; muchas personas que sobrepasaban el aforo, calor asfixiante, sensación de falta de aire y condensación por la acelerada respiración, etc… ¡Peligro de ahogo!

El operario de Schindler llegó y procedió a la maniobra de descenso de la cabina para desencarcelar al grupo. Una vez abajo y tras abrirse las puertas la Policía Municipal contabilizó a su salida a un total de catorce (14) jóvenes. Los integrantes del grupo fueron identificados y sus datos personales recogidos. Caras de susto entre ellos y de alivio, no obstante dos personas fueron atendidas por presentar síntomas de golpe de calor o lipotimia. Este ayuntamiento escribirá una carta a sus familias para poner el hecho en su conocimiento y solicitarles su colaboración para que no se vuelva a repetir algo así.

Imprudencia

  • Montarse 14 personas en una elevador que tiene fijado un máximo de 8
  • Sobrepasar en exceso el peso máximo recomendado
  • Utilizar la infraestructura inconsciente e irresponsablemente para jugar
  • Producir gastos: intervención de los/as agentes de la Policía municipal; del servicio de rescate de Schindler; el desplazamiento, el tiempo invertido, además de crear una situación de riesgo para ellos/as mismos/as.

Hay una placa que indica el número máximo de personas, fijado en 8. En el caso de los de San Pelayo y Aldapa (de mayor recorrido y potencia) el cupo de personas máximo es de 12. No obstante, se reforzarán esos mensajes y se programará la máquina para que cuando detecte un sobrepeso emita un sonido de alerta y no cierre las puertas.

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