ZF Lemförder TVA un gigante empresarial con un pie robusto en Ermua

TVA está actualmente integrada en la multinacional Zepellin Fundation. El grupo ZF está entre los 15 mayores fabricantes de componentes de automoción del mundo. Tiene más de 50.000 empleados repartidos por todo el mundo en 125 plantas y su volumen de facturación asciende a más de diez mil millones de euros. La firma ermuarra está integrada en el grupo alemán ZF Lemförder TVA y es líder mundial en series cortas de automoción. Está especializada en la fabricación de rótulas, barras de dirección, brazos y tirantes de suspensión para constructores de vehículos de automoción (4x4, industriales y camiones) y vehículos especiales (agrícolas y de construcción). Entre sus clientes directos se encuentran algunos de los fabricantes más importantes de la automoción mundial, como Nissan, Suzuki, Renault o Mercedes. La empresa inició su andadura en un local del casco urbano, posteriormente se traslado a uno más grande y desde 1982 está ubicada en sus actuales instalaciones y pabellones en Zeharkale, sin número (carretera de Mallabia, en el polígono Urtía).

Trayectoria de una firma de reconocido prestigio

En 1989 inició el suministro a Nissan. En 1992 entró en su accionariado ANSA Lemförder. En 1995 relizó su primera autoevaluación siguiendo el modelo de gestión EFQM. Desde entonces ha realizado una importante apuesta por la innovación y la calidad. En 1996 obtuvo la certificación ISO 9001 y se incorporó al cien por cien en el grupo Lemförder. En el año 1998 amplió sus instalaciones y pusó en marcha el proyecto de los camiones. Inició además un cambio en el modelo organizativo y dió inicio al sistema de minifábricas y equipos autogestionados. Al año siguiente realizó su segunda evaluación externa, según EFQM, con Euskalit y recibió la Q de plata. En el 2001 consiguió la certificación QS 9000 y a ésta le siguieron la ISO 14001 y la ISO/TS 16949 en 2003 y 2004, respectivamente. El pasado año obtuvo la Q de Oro, del Gobierno Vasco. Este año, ha cumplido medio siglo. ¡Ahí es nada!