Ermita San Pelayo
La primera cita escrita sobre la ermita data de 1691 y, por lo que el documento indica, se había construido hace tiempo, ya que corría peligro de derrumbarse.
Se valoró arreglarlo con maravedís sobrantes de la ermita de Sallabente, cediéndose mutuamente en préstamo, pero al parecer las intenciones decayeron, ya que cuatro años después la ermita se había derrumbado.
El Obispo dio la orden de que fuera levantada en el plazo de ocho meses, permaneciendo en pie hasta 1960, cuando fue derribado para hacer casas. Llegó a pertenecer a la parroquia de Santiago Apóstol.
Cerca de su lugar de origen se levantó una pequeña capilla que guarda la imagen de San Pelayo, inaugurada en julio de 1968. La imagen se conserva en un recinto de 4 x 3,36 metros, protegida por una verja de hierro en el número 40 de la calle San Pelayo.
