¿Pagamos lo que realmente cuesta el agua?
"Cuando el pozo se ha secado, entendemos el valor del agua." Benjamin Franklin.
Todos/as sabemos que el agua es indispensable para la vida y que si dejáramos de tomarla moriríamos en pocos días.
La historia refleja que el agua ha sido importante en nuestro planeta desde que se inició la vida. Después del aire, el agua es el elemento más indispensable para la existencia del hombre.
En todas las actividades humanas el agua está presente: en la ciudad se utiliza para la alimentación, la higiene, el riego de parques y jardines, y para fines industriales.
El agua no es un bien graciable
En nuestro municipio, como en otros muchos lugares, la ciudadanía percibe el agua como si se tratara de un recurso ilimitado que siempre tendremos a nuestra disposición en cantidad y calidad suficiente para atender nuestras necesidades.
Sin embargo, aún permanece en nuestra memoria colectiva las épocas de sequía prolongada en las que el abastecimiento de agua a la ciudad se limitaba a unas pocas horas al día.
Traer agua a la ciudad es muy difícil y muy costoso dado que casi toda la que consumimos debemos captarla de arroyos. En Ermua no tenemos una infraestructura que nos permita embalsar los excedentes de agua para poder aprovecharlos en momentos de escasez. Dependemos de una cuenca hidrográfica muy pequeña y con una capacidad para captar agua muy limitada. Por eso, su obtención, conservación y su adecuado aprovechamiento es un problema crucial para nuestro suministro.
Hoy existe una clara conciencia de que el agua es un bien escaso que debemos administrar correctamente y aprender a no desperdiciarla para, además de satisfacer nuestras necesidades, no perjudicar el medioambiente y preservar las posibilidades del futuro, garantizando un mejor planeta para las generaciones futuras.
El “valor del agua”
Los servicios públicos domiciliarios, como los del agua y alcantarillado, o la recogida de basuras, nos ayudan a mejorar la calidad de vida en la localidad, pues gracias a ellos podemos realizar de una mejor manera las actividades diarias.
Pero es necesario garantizar su sostenibilidad y buen funcionamiento y para ello debemos ser cuidadosos/as con los recursos de que disfrutamos, reduciendo al máximo el desperdicio o la mala utilización de los recursos naturales.
Cuando somos usuarios/as de un servicio público estamos satisfaciendo nuestras necesidades, pero también, adquirimos un compromiso con la comunidad, como es el de velar porque el servicio sea eficiente y se sostenga económicamente por muchos años.
En consecuencia, para una correcta gestión del agua es clave “valorar el agua” y avanzar en el sentido de que los precios que se fijan para el servicio de suministro de agua potable reflejen los costes de suministro.
Tarifas incentivadoras del uso eficiente del agua
En este sentido, el marco comunitario de actuación en el ámbito de la política de aguas, concretamente, la Directiva 2000/60/CE, del Parlamento Europeo y el Consejo, de 23 de octubre, establece como imperativo para lograr un uso sostenible del agua el establecimiento de tarifas que incentiven de verdad un uso eficiente de este recurso.
Lo cierto es que en nuestro municipio no ha existido una cultura del agua que incentivara la reducción de su consumo y que se utilizaran de forma eficiente los recursos hídricos.
La anterior estructura tarifaria del agua sólo contribuía a fomentar un consumo intensivo del agua, incluso invitaba al despilfarro, al sostenerse en un sistema de pago “a escote”, en el que todos/as los/as abonados/as pagaban igual por un alto consumo mínimo (26 m³) cada dos meses, independientemente del consumo real realizado en cada hogar. Incluso puede afirmarse que dicho sistema tarifario penalizaba a quienes consumían el agua correctamente y a las familias numerosas, que disponían de la misma cantidad de agua que una persona sola.
No ponemos en duda que el precio del agua es un asunto complejo. El nuevo sistema de tarifas, además de corregir un criterio que se había revelado socialmente injusto con el paso del tiempo, al obligar a sostener “solidariamente” entre todos/as los/as abonados/as el coste de disponer del agua, independientemente de lo que cada familia consumiera, pone en la agenda social la necesidad de impulsar una nueva cultura del agua basada en la gestión racional de este recurso natural, al fomentar el consumo responsable y el uso eficiente del agua.
En la misma línea se pronuncia la organización no gubernamental, de Consumidores en Acción FACUA, dedicada a la defensa de los derechos de los consumidores, en el estudio realizado sobre el precio del agua de fecha 4 de diciembre de 2013.
Para fomentar el uso eficiente y responsable del agua se ha establecido, de una parte, una cuota fija igual para todas las viviendas y diferente, a su vez, de la que abonan los locales comerciales y las industrias, en concepto de disponibilidad del servicio, porque aunque un/a usuario/a no consuma, el agua está ahí y sólo tiene que abrir el grifo para usarla. Y eso tiene unos costes estructurales que hay que pagar y, por tanto, deben ser cubiertos entre todos/as los/as abonados/as por igual.
Y, de otra parte, una cuota variable que fomenta la progresividad de las tarifas en razón de los consumos reales de cada abonado/a, de modo que se penalizan los consumos por encima de los 7 m³ al bimestre y persona empadronada en el domicilio.
Asimismo, para profundizar en el criterio de igualdad, el concepto de ahorro o despilfarro se vincula al número de personas residentes en cada vivienda, a partir de la información suministrada por el Padrón de Habitantes, sin que se tenga en cuenta la razón de la convivencia y no formen parte de una misma unidad familiar.
De esta manera, una persona sola que esté empadronada en una vivienda dispondrá de 7 m³ como cuota mínima para su consumo, y cuatro personas dispondrán de 28 m³, antes de empezar a pagar más en el siguiente tramo de cuota.
Los cambios que se produzcan en el Padrón de Habitantes por altas, bajas o cambios de domicilio dentro de cada semestre del año, surtirán efecto en el padrón del agua a partir del primer recibo del semestre siguiente.
El agua cuesta lo mismo en 2014 que en 2013
El coste del agua se mantiene igual que el año pasado. Antes costaba 0,66€ el metro cúbico en el primer tramo de agua o mínimo, y ahora cuesta 0,66€ en el mismo tramo de agua o mínimo.
Antes costaba 1,05€ el metro cúbico de agua consumido por exceso, y ahora se factura a 1,05€ el metro cúbico de agua consumido por exceso.
En definitiva, en 2014 no se ha subido el precio del agua ni siquiera en un porcentaje equivalente al IPC.
Con el nuevo sistema de tarifación cada abonado/a tiene la posibilidad de tomar las riendas de lo que necesite consumir y, en consecuencia, asumir lo que está dispuesto/a a pagar, sin que esté obligado/a a pagar por lo que no consume.
Con el anterior sistema, una familia que no ocupara su vivienda porque no estaba en casa durante un tiempo prolongado, por ejemplo, uno o dos meses, por cualquier motivo, debía pagar el coste de 26 m³ de agua que no consumía.
Ahora pagaría solo la cuota fija y ningún céntimo de euro por el agua que no consuma.
Más información
Estudio de FACUA sobre el precio del agua de fecha 4 de diciembre de 2013.
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