Ermua: tradición armera

Ermua cuenta con una extensa tradición del trabajo del hierro, concretamente desde el siglo XV. Poco después, su relación con las ferrerías vizcaínas y guipuzcoanas se intensificó, y junto a Eibar y Soraluze, formó parte de un conjunto armero que se especializó en forjas, armas y técnicas de producción actualizadas con los avances tecnológicos de cada momento.

Ermua trabajó en el sector armero principalmente en la segunda mitad del siglo XVI con armas de fuego como arcabuces y mosquetes. La Guerra de la Convención incendió y devastó Ermua, y posteriormente más conflictos sacudieron la Villa, haciendo que el negocio armero se viera ralentizado, como la propia economía de la localidad.

El siglo XIX fue clave gracias a las innovaciones tecnológicas y energéticas junto con los tardíos efectos de la industrialización que hicieron posible la recuperación.

A lo largo del primer tercio del siglo XX, la producción de armas vivió una época de prosperidad. Muestra de ello es que en 1920 había registrados nueve productores de Ermua y, en tan solo nueve años, ese número ascendió a veinte. Desde entonces, una dura restricción de venta de armas mermó en gran medida la producción industrial, aunque esta siguió aumentando con los talleres y negocios familiares típicos de los bajos de las viviendas.