Imagen
El campo
Robert Seethaler
Helduentzako fikzioa
Al atardecer, el anciano Harry Stevens se levanta del banco, bajo el abedul torcido, donde ha pasado todo el día, y sale del cementerio de Paulstadt, un lugar al que todo el mundo llama "el Campo" y casi nadie visita. No hace mucho tuvo lugar el último entierro, aunque él recuerda un funeral muchos años antes, el de Gregorina Stavac, la florista de hermosas manos con quien sólo intercambió unas palabras, pero a la que se siente irremediablemente unido.