Ganas de hablar

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Helduentzako fikzioa

Después de toda una vida arreglándoles las uñas adomicilio a las 'señoras bien' de La Algaida con su haute manicure, y dándoles bullanguera y muchas veces terapéutica conversación, el manicura Cigala recibe el reconocimiento oficial de sus paisanos, que le consideran una verdadera institución: el pleno municipal acuerda ponerle su nombre a una calle. Entusiasmado por la noticia, y alentado por sus irrefrenables y reivindicativas 'ganas de hablar', Cigala pide que le pongan su nombre a la hasta ahora llamada calle Silencio, como compensación por cuanto, aunque parezca mentira, ha tenido siempre que callar. Informazio gehiago

PID
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