La oscuridad que nos separa

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Helduentzako fikzioa

Mientras los demás niños de la urbanización viven en relucientes casas unifamiliares con sus felices pero convencionales familias, la pequeña Loes lo hace en la vieja rectoría, junto a su madre y los dos inquilinos y amantes de ésta, quienes ejercen además de bondadosos padres de la niña. Durante sus primeros seis años de vida Loes no ha tenido que enfrentarse a los férreos dictados de la hostil realidad. Desde la inconsciencia de su infancia pensaba que los cimientos de su mundo eran sólidos. Todo va a cambiar de repente. Un día aparece el cadáver de un vecino con un lápiz clavado en un ojo.

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